XXIII° LEO Y REFLEXIONO LA PALABRA DE DIOS

Tu Palabra Señor, me da vida, confío en Ti.

Una ayuda para que reflexionemos la Palabra de Dios en nuestros encuentros de catequesis, en el Mes de la Biblia, en los Círculos Bíblicos con nuestros vecinos, en nuestra familia o cuando estamos solos. Dios siempre nos busca porque quiere hablar con nosotros.

1. Dios nos habla en la Sagrada Biblia.

Lucas 4, 16-20: El Espíritu del Señor está sobre mi.Por eso me ha ungido para evangelizar a los pobres, me ha enviado para proclamar la libertad a los cautivos y la vista a los ciegos; para poner en libertad a los oprimidos, para proclamar el año de gracia del Señor….( sigue leyendo en tu Biblia)

Queridos Catequistas: sólo existe un año redentor y es este año 2019. Todo año que se inicia continúa y actualiza en el mundo el gesto de Dios Padre que ha ungido a Jesús y le ha enviado, así como hoy nos envía a nosotros, Día tras día se actualiza dentro de la Iglesia este misterio alli donde se proclama la Palabra de Jesús. Este misterio se actualiza allí donde brota el amor con toda su fuerza, donde se saltan las barreras y los pobres pueden descubir la luz, caminar en la luz.(H.A)

2. Evangelio Juan 3, 16-21 ( 1° de Mayo, día del trabajo)

Jn. 3,16-21. Dijo Jesús: Dios amó tanto al mundo que entregó a su Hijo Unico para que todo el que crea en El no muera sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por El. El que cree en El no es condenado, el que no cree ya está condenado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo de Dios. En esto consiste el juicio: la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo el que obra mal odia la luz y no se acerca a ella , por temor de que sus obras sean descubiertas. En cambio el que obra conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras han sido hechas en Dios.

Dios envió a su Hijo al mundo para que todos pudiéramos salvarnos. Hizo una oferta de vida que sigue abierta. Debemos aceptar en la fe este ofrecimiento gratuito y solo por amor, que Jesús nos hace, de lo contrario nos autodestruimos . Como catequistas somos responsables no solo de aceptar nosotros esta gracia de la salvación, sino que, oramos, trabajamos, hablamos, luchamos, entregamos la vida para que otros se salven. Hagamos lo posible e imposible para que las personas conozcan y se enamoren de Jesucristo nuestro salvador. Ante la Luz de Jesús, la humanidad se divide en dos: Unos prefieren las tinieblas, otros, como nosotros, aceptamos la verdad de Jesús y nos esforzamos para vivir en comunión con El. (H.A.)

3. SOMOS DE LOS SUYOS.

MIS OVEJAS ESCUCHAN M I VOZ, YO LAS CONOZCO Y ELLAS ME SIGUEN

DOMINGO DEL BUEN PASTOR: JUAN CAP. 10, 27-30 . » Jesús dijo: Mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen.Yo les doy la vida eterna; ellas no perecerán para siemptre y nadie las arrebatará de mis manos. Mi Padre que me las ha dado es superior a todos y nadie puede arrebatar nada de las manos de mi Padre. El Padre y yo somos una sola cosa»

Así termina el cap.10 de Juan, que nos habla todo del Buen Pastor, de las ovejas, de sus entradas y salidas, las que entran por la puerta y siguen al pastor, las que son de otro redil y el pastor las busca para llevarlas a su corral, las díscolas que desobedecen y se alejan del grupo. mHabla de las ovejas fieles que escuchan la voz del Pastor. Habla de los pastores asalariados que no se preocupan de la suerte de sus ovejas, que las abandonan,las dejan solas porque trabajan por dinero y no por amor. ¡Que hermosa, profunda y realista enseñananza para nosotros catequistas y padres de familia! ¿Cómo cuidamos Sel rebaño que Jesús nos confió? ¿ Nuestros niños, jóvenes, adultos, nuestro pueblo que es pueblo de Dios ? Tengamos presente lo que Jesús nos dice: «Yo conozco mis ovejas y ellas me conocen», esta relación de cercanía, de intimidad con el Señor es lo fundamental para nosotros catequistas. cultivar esta cercanía con la oración, la lectura y reflexión de su palabra,la vida sacramental….quen haya entre El Maestro y yo, una conexión afectiva, una intimidad emocional, una experiencia de comunión..» Yo soy el Buen Pastor, yo conozco mis ovejas y mis ovejas me conocen a mi. – Así como el Padre me conoce a mi y yo conozco al Padre – y doy la vida por mis ovejas. (H.A)

4. Fiesta de Pentecostés

Hechos 2, 1-11; Salmo 103; Romanos 8, 8-17; Juan 14, 15-16.23-26

«Jesús sopla el Espíritu Santo sobre Ellos. (Evangelio)
Al anochecer del día de la resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: “La paz esté con ustedes”. Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor, se llenaron de alegría. De nuevo les dijo Jesús: “La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así también los envío yo”. Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: “Reciban el Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los perdonen, les quedarán sin perdonar”.

Reflexionemos con nuestros catequizandos:
¿Dónde se le aparece Jesús al anochecer del día de la Resurrección? ¿Por qué estaban encerrados? ¿Qué dice Jesús dos veces? Cuando Jesús está con nosotros, tenemos paz, ¿qué significa esto? (Aunque pase cosas malas, tenemos la confianza y paz en nuestro corazón que estamos en las manos de Dios.) Después
Jesús sopla sobre ellos
y les da el Espíritu Santo y el poder de perdonar pecados. ¿Quién puede perdonar pecados? (Solo Dios y los sacerdotes que por su ordenación actúan en Cristo mismo -In Persona Christi-en la Consagración y en la Reconciliación.) ¿Quién es el Espíritu Santo? (Dios) ¿Cómo los ayuda el Espíritu Santo? (Les da coraje, sabiduría… para salir de la casa y proclamar al mundo lo que hizo Jesús por nosotros.)

5. Los siete dones del Espíritu Santo, el día de Pentecostés bajo el Espíritu Santo sobre los apóstoles y sobre toda la Iglesia.

En esta fiesta de Pentecostés el relato principal de la Palabra de Dios es el que escuchamos de los Hechos de los Apóstoles, el de la venida del Espíritu Santo en Pentecostés:

Tal acontecimiento constituye la manifestación definitiva de lo que se había realizado en el mismo Cenáculo el Domingo de Pascua, como hemos escuchado en el Evangelio de Juan: “Recibid el Espíritu Santo”.

Lo que había sucedido entonces en el interior del Cenáculo, estando las puertas cerradas, más tarde, el día de Pentecostés, es manifestado también al exterior, ante los hombres. Se abren las puertas del Cenáculo, y los apóstoles se dirigen a los habitantes y a los peregrinos venidos a Jerusalén con ocasión de la fiesta, para dar testimonio de Cristo.

Y todos, hablando diversas lenguas, se entienden. Es el icono de la unidad y la fraternidad universal, a diferencia del icono de Babel, en el que la humanidad globalizada está en una misma torre, pero, aunque todos hablen la misma lengua, no se entienden, y están enfrentados entre sí.

Y si San Pablo en su primera carta a los corintios nos dice que sólo bajo la acción del Espíritu Santo podemos decir “Jesús es Señor”, en el salmo, como en la hermosa secuencia antes del Evangelio, hemos implorado la venida del Espíritu Santo, porque él no se impone, espera a que nosotros desde nuestra libertad, lo imploremos.

Así, en Pentecostés, se sintieron los apóstoles llenos de los siete dones del Espíritu, que todos recibimos y que siempre debemos recordar:

El don de la Sabiduría: El mismo Espíritu que hace posible en el “si” de María a la Encarnación de la Sabiduría eterna de Dios, espera nuestro “si” para transformarnos según el Verbo de Dios, según su sabiduría.

El don del entendimiento: Por el que podamos comprender cada vez más y mejor los misterios de la fe. Todo cristiano, por este don, es un mistagogo, un escudriñador de la fe. Si se desprecia o no se busca ni se pide este don, la comprensión de la fe se paraliza, hasta que se pierde.

El don de consejo: Por este don podemos escuchar permanentemente como en el fondo del corazón Él jamás para de susurrarnos sus consejos. Y por este don, signo de la madurez del cristiano, unido a una buena formación, podemos aconsejar a los demás.

Fortaleza: También sólo Él puede hacer que podamos ir contracorriente, y dar público testimonio de la fe, hasta dar la vida por no dejar de confesarla. El cristiano puede hacer cosas insospechadas, pues por sus venas corre una sangre que no es mortal: es la fuerza del Espíritu Santo.

Ciencia: Por Él podemos ver la creación no con nuestros ojos de creatura, sino con los ojos del Creador. Él nos hace ver el “hilo de oro” que vincula toda la creación en la mirada del Padre sobre el Hijo, en el amor: todo creado por amor, todo en un único designio del amor.

Piedad: Que no es tener compasión, o ser muy devoto, sino el don de saberse y de encontrarse a gusto en nuestra verdadera casa: la casa de la Trinidad, del cielo, la Gloria de Dios, y sentir la necesidad de la oración, y de los sacramentos, para gustar ya aquí la vida de Dios.

Temor de Dios: que no es miedo a Dios, sino conciencia de nuestra condición de criatura débil y limitada, y en el escalofrío de nuestra más absoluta inseguridad, sentir la necesidad de confiar en el amor de Dios.

6. Una antigua y hermosa oración al Espíritu Santo que siempre debemos rezar, especialmente cuando preparamos nuestro encuentros de catequesis.

Ven, Espíritu divino,
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre,
don, en tus dones espléndido,
luz que penetra las almas,
fuente del mayor consuelo,
ben, dulce huésped del alma,

descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;

mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,

guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.
Amén

A veces buscamos la felicidad, el consuelo, la solución a nuestras dificultades espirituales, conflictos, penas en donde no los vamos a encontrar, deberíamos recordar lo que cantamos: «No fijéis los ojos en nadie más que en El.. » no nos damos cuenta de que, en el fondo de nuestro corazón, esta la felicidad plena, esa paz infinita, que es el Espíritu Santo. A El lo poseemos desde el día de nuestro bautismo.

El Papa Francisco nos ha alertado a que  no nos encerrarnos en nuestras ideas fijas y nuestras seguridades porque debemos aceptar que cuando esto pasa : “el Espíritu Santo nos da fastidio. Porque nos mueve, nos hace caminar, impulsa a la Iglesia a ir adelante (…) Queremos domesticar al Espíritu Santo. Y esto no funciona. Porque Él es Dios y Él es ese viento que va y viene, y tú no sabes de dónde. Es la fuerza de Dios; es quien nos da la consolación y la fuerza para seguir adelante”.

7. ¿Que son los frutos del Espíritu Santo?

FRUTO DEL ESPIRITU es esencialmente lo opuesto al pecado y el egoísmo. El fruto del Espíritu es la vida de Cristo, es naturaleza divina. Es la nueva y agradable vida que se vuelve parte de mi naturaleza cuando, en obediencia al Espíritu, me purifico y muero al pecado. El fruto del Espíritu es el resultado de andar en el Espíritu. (Gálatas 5:16-26)

Los 12 frutos del Espíritu Santo: 
 Caridad | Gozo | Paz | Paciencia | Mansedumbre | Bondad | Benignidad | Longanimidad | Fe | Modestia | Templanza | Castidad   

«El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley.»  -Gálatas 5:22-23 

Cuando el Espíritu Santo da su frutos en el alma, vence las tendencias de la carne. 
Cuando el Espíritu opera libremente en el alma, vence la debilidad de la carne y da fruto.

«Velad y orad, para que no caigáis en tentación; que el espíritu está pronto, pero la carne es débil» Mateo 26:41 

Obras de la carne: Fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, superstición, enemistades, peleas, rivalidades, violencias, ambiciones, discordias, sectarismo, disensiones, envidias, ebriedades, orgías y todos los excesos de esta naturaleza. (Gálatas 5, 19).

BUSCA EN EL Catecismo de la Iglesia Católica, en https://es.aleteia.org/ en https://catolica.net y otros sitios, encontrarás explicaciones claras y extensas sobre los dones y frutos del Espíritu Santo.

7. El Espíritu da Vida (Papa Francisco)

Joven, «Dios te ama, Cristo es tu Salvador, el Vive aparece el Padre y aparece Jesús, donde está el Padre y Jesucristo también está el Espíritu Santo. El es quien está detrás, es El quien prepara y abre los corazones para que reciban el anuncio de Jesús. El es quien mantiene viva la experiencia de salvación, El es quien te ayudará a crecer en la alegría si lo dejas actuar. El Espíritu Santo llena el corazón de Cristo Resucitado y desde allí se derrama en tu vida como un manantial. Y cuando lo recibesel Espíritu te hace entrar cada vez más» (Exhortación Apostólica «Christus Vivit»- Papa Francisco)

8. Jesús visita una familia. Lucas 10,38-42

Jesús con tanto que hacer, que predicar se nos presenta con un tiempo de gratuita donación en la intimidad de un ambiente fraterno: «Entró en un pueblo y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa»

Jesús nos muestra una oportunidad de reconocer como se puede conatruir una comunidad cristiana que se sustenta en la mutua acogida y en la confianza, que permite crecer enfrentando desde la certeza de la caridad como fundamento, las piedras de tropiezo, las dificultades con que toda comunidad se encuentra en su caminar, como malos entendidos, pequeñas rivalidades, enojos, rencores..

¡Señor, no te das cuenta que no me ayuda..

Marta y María son dos mujeres que como tantas otras hoy día, como las catequistas, las madres de familia…sustentan las comunidades parroquiales, las pastorales, yo diría.. la Iglesia. son tantas las que con paciencia, con perseverancia se esfuerzan por mantener viva la fe en su familia, evangelizando a sus hijos, a sus mardidos, a la gente de las poblaciones aunque tengan miles de otras cosas que hacer para aten der a la familia o porque trabajan fuera del hogar..

«Dos mujeres que no se distinguirían probablemente del resto de las de su aldea, ni por su saber, ni por su importancia, ni por ninguna otra particular característica, salvo por la generosidad de abrir las puertas de su casa para acoger a este Peregrino que les trae buenas noticias; salvo por la capacidad de entablar con este Peregrino una amistad que lo hace sentirse como en casa: Jesús está visitando esta casa, pero el ambiente no es “de visita”, el Señor parece sentirse cómodo en los lugares en donde la vida se desenvuelve a través de los pequeños ritos domésticos, allí se encuentra la cantera de sus experiencias que se transforman en enseñanzas: la mujer que echa levadura en la masa, la que, preocupada por la precaria economía, barre la casa a conciencia hasta encontrar la dracma perdida, la que zurce las gastadas ropas, el hombre que revisa sus baúles para seleccionar lo que le sirve y lo que hay que desechar, las pequeñas urgencias que entretejen el tapiz de la cotidianidad; una casa como cualquiera de las que abrigan las solicitudes de los pobres, y que lo invita con confianza a descansar del tráfago cotidiano, sin requerimientos, arropado en el cariño de los que han creado en torno suyo estos lazos de fraternidad y acogida» (Reflex. P. Raúl Moris)

«La réplica de Jesús goza de la misma transparencia, no hay aquí dobles sentidos, no hay sobreentendidos, no hay acusaciones veladas ni desautorizaciones, sólo la palabra precisa, la que revela una absoluta misericordia, un saber ponerse en el lugar del otro, sólo esa palabra clara, directa,  que es una invitación a hacerse mejor, a crecer en el seguimiento, ha ponerse también ella en el puesto del Discípulo; esas palabra capaz de construir comunidad en la verdad y en la madurez del amor.» (Reflexiones P. Raúl Moris)

«La visita de Jesús a esta casa no genera el ambiente tenso que produciría alguien ajeno; extraño a las minucias cotidianas que pueblan la vida doméstica, uno, frente al cual, estas hermanas se sintiesen obligadas a asumir complicados gestos protocolares, a practicar la hospitalidad, gravándola con fórmulas y ritos de acogida; la visita de Jesús es una acción liberadora en la vida de estas mujeres; especialmente en la vida de María, que no tiene reparos en sentarse a sus pies como discípula; puesto vedado a las mujeres del pueblo de Israel –y vedado también hasta hace muy poco en nuestra Iglesia y en nuestra cultura- María no teme que el Señor la aparte de su lado recordándole las restricciones odiosas que pesaban sobre el rol histórico asignado a la mujer; ella descubre en Jesús al Maestro acogedor que reconocerá en ella el oído, la capacidad y la inteligencia dispuesta del discípulo, al Maestro que no mide ni restringe la amplitud de su palabra alentadora y salvífica sometiéndola a consideraciones ni de clase ni de género: la buena noticia es para pobres y ricos, habrá una enseñanza oportuna y precisa para los pequeños y los grandes, habrá de pronunciarse con claridad para levantar a los oprimidos, e iluminar las sombras del corazón de los opresores, habrá de proclamarse ocupando todos los registros de la voz humana para hacer plena la vida de los hombres y las mujeres llamados por el Señor a constituir un pueblo nuevo.»     

«Por su parte, la llamada de atención de Marta a Jesús, su petición de auxilio, no oculta la carga de cansancio que está anidándose en ella, el peso que genera la sensación que en ella se incuba, de que su situación es incomprendida, de que sus esfuerzos no son acompañados –como ella cree que corresponde- por su hermana,  Marta quiere una respuesta, y es capaz de exponerse, de mostrarse vulnerable, capaz de hablar desde sus necesidades, capaz de pedir ayuda con la violencia que se permite la urgencia; reconoce en Jesús al Señor, pero su señorío no la intimida, no la inhibe; requiere confianza para expresar su molestia, y la encuentra.»

MARTA TIENE LA CONFIANZA DE QUEJARSE CON JESÚS PORQUE SU HERMANA NO LE AYUDA

JESÚS AMABA A MARTA, A MARÍA, Y A LÁZARO.

QUISIERA CONOCERTE

Yo quisiera ser como Marta. Y aún más como María. Cautivado por tu figura,- Por tu presencia Por tu entrega, por tu palabra, por el interés siempre nuevo por Ti, como serías Tu buscándome a mi, siendo el huésped al que se recibe, se escucha. Se sirve, se comprende.

Conocerte, Jesús, para seguirte .Es el principio del amor, La fascinación por tu presencia. Por tu persona, por tu palabra. Conocerte para darte a conocer a los demás que no te conocen.

AÑO 2021

Es una escuela que nace del conocimiento de Ti, Jesús. De la fe en Ti. Creciendo en nuestro interior. Tendiendo a una intimidad que transforma al discípulo en amigo. Conocerte, Jesús para servirte. Conocerte, Jesús para amarte. Conocerte, Jesús para vivir en Ti. Amén.

AÑO 2021

MES DE LA PALABRA – SEPTIEMBRE 2021- CONF. EPISCOPAL DE CHILE

Viva Jesús, viva María

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